La captura de Yeonsoo Go, una estudiante surcoreana de la Universidad de Purdue, realizada por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) de Estados Unidos, ha desatado una ola de manifestaciones y peticiones de liberación por parte de líderes religiosos en Nueva York y Corea del Sur. La joven, de 20 años, fue detenida el 31 de julio después de asistir a una cita habitual de visa en Manhattan, donde se encontraba con su madre, la reverenda Kyrie Kim, quien es sacerdotisa episcopal en la Diócesis Episcopal de Nueva York.
Go se encontraba buscando una extensión para su visa, que le permitiera continuar sus estudios en la universidad. Sin embargo, tras la audiencia, agentes del ICE la arrestaron y la trasladaron a un centro de detención federal en Louisiana, donde permanece desde entonces.
Confusión en la audiencia de visa
La detención de Go se produjo después de que la joven expresara sus temores sobre la posibilidad de problemas en su solicitud de visa debido al clima migratorio tenso bajo la administración de Donald Trump. Su madre, quien lidera el ministerio asiático en la Diócesis Episcopal, estaba con ella en la audiencia, y ambos creían que se trataba de un trámite administrativo regular. La abogada de la familia, Mary Davis, explicó que Go y su madre pensaron que estaban en una audiencia de rutina, pero rápidamente se encontraron atrapadas en una situación inesperada, con Go siendo arrestada.
El Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos, a través de la subsecretaria Tricia McLaughlin, alegó que Go estaba en el país más allá de los términos establecidos por su visa, que había expirado hace más de dos años. No obstante, según el abogado de la familia, la visa actual de Go no vence hasta diciembre de este año. Además, la audiencia realizada en Nueva York tenía como propósito solicitar una extensión para su visa.
Reacción de líderes religiosos y comunidad
La comunidad religiosa de Nueva York, junto a miembros de la Iglesia Anglicana de Corea, ha criticado el arresto de Go. En una manifestación que tuvo lugar el pasado fin de semana en la Plaza Federal de Manhattan, adeptos de la Diócesis Episcopal de Nueva York y la Coalición de Inmigración de Nueva York demandaron su pronta liberación. Durante el evento, los participantes entonaban cánticos y realizaban oraciones, mientras sostenían carteles con imágenes de Go, quien fue descrita como una joven carismática y sociable, reconocida por su ayuda a personas sin hogar.
Los líderes religiosos también han expresado su preocupación por el trato recibido por Go, enfatizando que la detención va en contra de los valores de libertad y justicia que han sido fundamentales para la relación entre Estados Unidos y Corea del Sur. El reverendo Dongshin Park, primado de la Iglesia Anglicana de Corea, instó a una revisión justa del caso, pidiendo que se respetara la dignidad de la joven y se respetara el proceso de inmigración de manera adecuada.
Soporte global y peticiones de libertad
La situación ha cruzado fronteras más allá de Estados Unidos, pues la familia de Go también ha solicitado al gobierno surcoreano que intervenga en el asunto. El padre de Go, Sorg-young, expresó su angustia por el arresto de su hija, quien se había esforzado mucho para entrar a la Facultad de Farmacia de la Universidad de Purdue. «Es devastador que esto haya ocurrido precisamente cuando se estaba preparando para su segundo año», dijo Sorg-young.
El Ministerio de Asuntos Exteriores de Corea del Sur ha asegurado que está en comunicación con las autoridades de Estados Unidos para proporcionar la asistencia consular requerida y solucionar la situación de la joven. En comentarios a los medios, prometieron continuar supervisando el caso y ofrecer respaldo a la familia Go.
Contexto de la detención y las políticas migratorias
Este suceso ocurre en un marco de tensión en aumento acerca de las políticas migratorias de la administración de Donald Trump, que ha adoptado una posición más estricta en cuanto a la inmigración y las «ciudades santuario». En este ambiente, la detención de Go ha provocado críticas por el trato dispensado a estudiantes internacionales y ha generado inquietudes por la falta de transparencia en el sistema de visas y la ejecución de las leyes migratorias.
La familia Go y los líderes religiosos esperan que el gobierno estadounidense revise la situación con prontitud y garantice una solución que respete los derechos humanos y el debido proceso de la joven. Mientras tanto, su detención sigue siendo un tema candente de debate sobre las políticas migratorias y los derechos de los inmigrantes en el país.